Mataron de un balazo a un mecánico que quiso recuperar una moto robada
El hombre quiso perseguir a los delincuentes en su vehículo y recibió un tiro en la cabeza en el intento.
El triste hecho conmocionó a los vecinos de Ituzaingó sur, en el oeste del Conurbano, cuando en la noche del martes un mecánico del barrio fue asesinado de un balazo en la cabeza por dos motochorros.
Todo ocurrió cuando el hombre, identificado como Ariel Charrutte de 34 años, estaba en su taller mecánico y fue testigo de cómo dos motochorros armados le robaban la moto a un vecino de la cuadra, tras esto salió en defensa del mismo,
Los delincuentes, que ya habían venido montados en su propia moto, de color blanca y roja tipo Titán, según los testigos, no lograron hacer arrancar la Gilera blanca que le habían sustraído al vecino y comenzaron a llevarla a tiro.
En esas circunstancias, Charrutte junto a un amigo salieron en otra moto a intentar alcanzar a los ladrones con la intención de recuperar el vehículo que le habían robado al vecino.
Cuando los asaltantes advirtieron esta situación, dejaron tirada la moto robada y se escondieron atrás de un árbol para comenzar a dispararles a las personas que los querían atrapar.
Así fue como Charrutte recibió un balazo en la cabeza, a la altura del ojo izquierdo, que lo tumbó y le provocó la muerte en el lugar.
Finalmente, los delincuentes escaparon con la moto negra y sin luces en la que habían llegado simulando que estaba sin funcionar y también con la moto Corven Triax de Charrutte, que luego abandonaron a cinco cuadras, junto a dos camperas.
Joaquín, el joven que acompañó al mecánico para perseguir a los delincuentes dijo en declaraciones a la prensa: “Yo no los pude ver bien porque era de noche y no se pudo ver. Yo pude esconderme detrás de un auto y una bala me rozó la espalda y dio en mi buzo”.
La causa está siendo investigada por la comisaría 1ª del distrito, la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Morón y la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 descentralizada de Ituzaingó, a cargo de la fiscal María Laura Cristini.
Charrute vivía junto a su mujer y tres hijos en el vecino Barrio San Juan de Castelar sur, pero trabajaba con un amigo en un taller mecánico ubicado en el cruce de las calles Fray Luis Beltrán y General Pintos, a una cuadra de donde lo mataron.