Murió “el hombre gato” que mató a su tía y a su madre en Mendoza

El ingeniero electrónico israelí estaba preso en un hospital neuropsiquiátrico luego del crímen.

Nicolás Gil Pereg de 43 años de edad, fue conocido en todo el país, como “el hombre gato”, luego de ser detenido y acusado de matar a su propia madre y a una tía. La muerte se produjo la noche del domingo y fue por una descompensación, mientras estaba internado en el hospital psiquiátrico “El sauce”, ubicado también en la zona de Guaymallén, Mendoza.

La justicia penal lo condenó a prisión perpetua por el doble homicidio de su madre Pyrhia Saroussy de 63 años y a su tía Lily Pereg de 54 años, hechos ocurridos en enero de 2019 en un predio de Guaymallén donde vivía en condiciones nauseabundas y rodeado de gatos.

A nivel oficial se informó que el acusado se descompensó anoche. Personal de ese hospital procedió a realizarse maniobras RCP, pero sin éxito. Cerca de las 23 h los médicos confirmaron que el doble asesino había dejado de existir.

El hombre llevaba varios años viviendo en esta provincia, aunque había nacido en Israel, de donde eran también las dos mujeres que llegaron a visitarlo (aunque Lily Pereg vivía desde hacía tiempo en Australia).

Tras alquilar un departamento en la céntrica Avenida España, el 12 de enero ambas mujeres salieron al encuentro de Gil Pereg, a quien fueron a visitar a su caótica casa ubicada frente al cementerio de Guaymallén. Y eso fue lo último que se supo de las mujeres.

Recién el 26 de enero de 2019, luego de cuidadosos e insistentes rastrillajes a lo largo y ancho de toda la casa de Pereg, los cuerpos sin vida de las mujeres fueron hallados enterrados en uno de los sectores del patio.

La autopsia determinó que las dos víctimas habían sido asesinadas antes de ser enterradas y, una vez en el hueco, sus cadáveres habían sido atravesados con hierros de construcción, para posteriormente ser cubiertos con tierra, piedras y cemento que intentaran ocultar el doble homicidio, según el detalle de losandesonline.com

Tras varios meses, finalmente, en noviembre de 2021, la Justicia condenó a Gil Pereg a prisión perpetua luego de que un jurado popular lo hallara culpable del delito de homicidio agravado por el vínculo, por el femicidio de su madre Phyria Saroussy (63), y homicidio agravado por el uso de arma de fuego por el crimen de su tía, Lily Pereg (54).

Ya durante la instrucción, el estado mental y el sano juicio del entonces imputado se habían convertido en el eje central de debate dentro de la causa.

La defensa siempre sostuvo que Pereg era “inimputable por cuestiones mentales”, apoyados por conductas insólitas del hombre, como por ejemplo maullar a los gritos o considerarse a sí mismo un “hombre gato”. Desde la Fiscalía y querella se insistió en que sabía y comprendía la criminalidad de sus actos.

Y tras la sentencia, los abogados plantearon diferentes agravios contra la sentencia condenatoria: la intervención de un jurado popular ante “la profunda difusión mediática y en redes sociales del caso, lo cual vulneró el derecho a ser juzgado por un juez imparcial”, y la solicitud de la intervención del fuero federal ya que definía al acusado como “una persona con discapacidad mental” y las víctimas eran extranjeras.

Planteó, además, la nulidad del debate ante la incapacidad de Pereg de estar en el juicio ya que estaba internado y sometido a medicación antipsicótica y existían “dudas sobre si podía defenderse materialmente de manera eficaz”, según manifestaron los defensores.