El plan de seducción del Gobierno para que los gobernadores no frenen los vetos de Milei

El Presidente necesita de al menos 86 diputados para voltear las leyes sancionadas la semana pasada por el Congreso. El jefe de Gabinete encabeza el operativo contrareloj que puso en marcha la Casa Rosada.

Jaqueado por su propia inflexibilidad, el Gobierno admitió que no tendrá más remedio que hacer política y por ello se apresta esta semana desplegar su nuevo juego de seducción con las provincias. “Hay gobernadores que quieren acordar con nosotros”, anticipó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, sin aportar ni una prueba de ello.

Acordar con los gobernadores significaría hacer que los diputados que les responden no voten contra el veto que Javier Milei anunció sobre lo aprobado la semana pasada: aumento a jubilaciones, moratoria previsional, emergencia en discapacidad, impuesto a los combustibles y redistribución de las Aportes del Tesoro Nacional (ATN).

Lograr que al menos 86 diputados no levanten la mano implicaría que esa medida siga en pie, que se caigan las leyes, que el Gobierno se despreocupe de judicializar el tema y que organice un nuevo asado en Olivos para celebrar a los “héroes” y devuelva favores.

El encargado de esa misión es Francos, el más dialoguista de los inflexibles. Ofrecerá a las provincias lo que ofreció cada vez que el Congreso le jugó en contra: algunas concesiones presupuestarias, ATN, devoluciones de coparticipación y algún que otro  ofertón más. Por ejemplo un eventual acuerdo electoral, ya que, según él, toda negociación con las provincias está enmarcada por el “clima electoral” de este año.

"Hay muchos sectores políticos en las provincias que quieren hacer alianzas con nosotros, porque claramente el Presidente Milei tiene buena imagen en todo el país", dijo el jefe de ministros en clave de Cyber Monday.

El operativo es contrarreloj. El Gobierno tiene hasta la semana que viene para vetar las leyes (la Constitución le da diez días hábiles). Caso contrario, quedarán promulgadas automáticamente. Entonces, con ese plazo como límite, el jefe de Gabinete ya salió a preparar el terreno.

Dijo ayer que “el Gobierno está permanentemente conversando con los gobernadores”, algo cuya verdad es relativa, porque es evidente que la Casa Rosada no tiene diálogo con todos. Pero cuando Francos habla de “los gobernadores” se refiere a los radicales, los alineados al PRO y a dos peronistas que son los que le hicieron el juego para conseguir lo que quiso en el Congreso, a lo largo del último año y medio.

Las ofertas del oficialismo partirán de las premisas de siempre: “No hay plata” para ese tipo de gastos (sí para otros), defender a rajatabla el presunto equilibrio fiscal y, según dijo Francos, “no aprobar esos aumentos del gasto sin una fuente de financiamiento”.

Al menos en este último punto, el Gobierno miente puesto que las leyes que se aprobaron incluyeron las fuentes de financiamiento. Lo que ocurre es que la Casa Rosada no está de acuerdo con ellas: “No se financian con lo que dijo la oposición”, remarcó Francos durante una entrevista por TN.

El funcionario insistió en que Milei “vetará las leyes” y aclaró que "nuestra intención, en primera instancia, es sostener el veto", para lo cual precisan de un número de diputados que impida a la oposición llegar a los dos tercios necesarios en cada cámara para rechazarlo.

Si llegara a esos dos tercios (172) diputados, el veto presidencial se caería y el proyecto pasaría al Senado, donde el oficialismo prácticamente no tiene chances de imponerse. Si este cuerpo ratificara el rechazo al veto (posibilidad más que probable), el texto quedaría convertido en ley y el Poder Ejecutivo estará obligado a promulgarlo sin más.

Eso sí, el Presidente debería jugar su carta de judicializar la política, presentar una denuncia por algún aspecto cuestionable de la ley o de su tratamiento, y esperar a que un tribunal lo resuelva.

En cambio, si la oposición no consigue los dos tercios y el Gobierno resiste con la voluntad de al menos 86 diputados, el veto quedaría en pie y los proyectos de ley se caerían.

Así las cosas, el objetivo es sostener el veto en Diputados, por ser la cámara donde el oficialismo tiene más aliados. Y arribar a un acuerdo sería lograr que haya diputados que no den quórum, que sorpresivamente no puedan asistir a la sesión o que directamente no rechacen el veto.

Entonces, la clave son los gobernadores y el control que estos tienen de los bloques parlamentarios.

En sus intentos de mostrar el optimismo y la relativa fortaleza de la Casa Rosada, Francos se ufanó de que supuestamente “hay muchos sectores políticos en las provincias que quieren hacer alianzas con nosotros, porque claramente el Presidente Milei tiene buena imagen en todo el país y la gente está apoyando las políticas de recorte del gasto, eliminación de organismos y reducción de personal”.

Puntualizó, además, que las reuniones van a ser “con varios” mandatarios provinciales y aseveró que “hay gobernadores que saben que Milei está muy bien en sus provincias y quieren acordar con nosotros”. “Estamos negociando en un clima propio de un momento electoral”, recalcó como ofreciendo alguna eventual alianza como moneda de cambio.